La Moda, más específicamente lo que se conoce como Fast Fashion está asociada a un frenético consumo de ropa y se centra en hacer renovación de las prendas de vestir cada cierto tiempo o por temporadas.
¿Por qué es un mal negocio si es más barato?
Basta con visitar sitios en línea de ropa Fast Fashion y encontrar precios bajos, que se lograr mediante la producción masiva de ropa, normalmente producida en el extranjero, involucrando a millones de personas a las que lamentablemente no protegen las más mínimas regulaciones de trabajo. Por tanto no es raro que la mayor parte de su fuerza laboral sean mujeres y niños, que tienen deplorables condiciones de trabajo y horarios inhumanos.
Súmele a esto que la industria Fast Fashion de la moda, luego del petróleo, es la segunda más contaminante del mundo. Por ello no es raro que cada semana los sites de marcas reconocidas lances nuevas colecciones, creando una masificación de moda y consumo con prendas donde el concepto de exclusividad no existe y tratan de normalizar el concepto de que no es necesario fijarse en la calidad o que sea duradero, puesto que pronto deberá ser renovado.
Por tanto el descuido de las fábricas textiles Fast Fashion que arrojan las aguas residuales de su producción directamente a los ríos, (sustancias tóxicas como plomo, mercurio y arsénico, entre otras), sin ningún tipo de tratamiento previo, faltando a las más elementales normas éticas de manufactura, siendo parte del problema en la contaminación ríos y océanos, donde terminan extendiéndose por todo el planeta.
¿Cómo pueden las empresas erradicar estas malas prácticas laborales?
Podemos aportar en elegir ropa fabricada en países que apliquen una normativa medioambiental rigurosa en sus fábricas. Y también elegir fibras orgánicas y naturales cuya producción no precise de sustancias químicas.
En DIMAGLIA usamos telas ecoamigables y cumplimos con los principios de equidad salarial, en un entorno de trabajo digno y nuestros procesos operativos se rigen bajo los estándares de comercio justo.
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